Rio de Janeiro, Brasil. Luego de cuatro años de espera, la Copa del Mundo se trasladaba a un lugar en donde la pelota es tratada más como deidad, que como un objeto, la cita sería Brasil.
La Selección mexicana, llegaba a este Mundial tras lograr una de las peores Eliminatorias que recuerde el aficionado mexicano. Luego de ser salvados en los últimos minutos por Estados Unidos y posteriormente golear en la repesca a Nueva Zelanda, El Tri, al fin, cantaba, “estamos en el Mundial”.
La lista con la que partió Miguel Herrera a tierras cariocas fue: José Corona, Alfredo Talavera y Guillermo Ochoa, en la portería. Francisco Rodrñiguez, Carlos Salcido, Rafael Marquez, Diego Reyes, Miguel Layún, Hector Moreno, Miguel Ponce y Paul Aguilar, como defensas. En la zona media, los convocados fueron, Héctor Herrera, Marco Fabían, Giovani dos Santos, Isaác Brizuela, Andrés Guardado, Javier Aquino, Carlos Peña y José Juan Vázquez. Los hombres de ataque fueron, Raúl Jiménez, Alan Pulido, Javier Hernandez y Oribe Peralta.
Sorteados en el Grupo A, México compartía grupo con Brasil, Croacia, Camerún, iniciando una nueva ilusión frente a esta última. Bajo una lluvia torrencial, México pasaba la primera prueba por la mínima y tenía en el siguiente duelo, al local y favorito. Brasil.
Contra la Verdeamarela, Guillermo Ochoa sorprendió al mundo tras regalar una de las mejores actuaciones que se recuerda del arquero mexicano, impidiendo la caída de su marco y logrando el empate, sin ninguna anotación.
Para el último duelo de Fase de grupos, México salió a dominar y someter a un Croacia que dudaba de la artillería mexicana, quedando esa actuación con un 3-1, logrando su pase como segundo del grupo.
Encontrados en la misma situación que muchos Mundiales, el aficionado mexicano confiaba en que el Tricolor, derrotarían a Holanda y al fin se daría el tan ansiado quinto partido.
Los comandados por Miguel Herrera, pegaron primero y cuando todo era ilusión, al 87´ Wesley Sneijder sacó un disparo imposible para Ochoa, igualando el encuentro. Dolidos por el empate, al 91´ Arjen Robben caía adentro del área y el silbante marcaba la pena máxima. El encargado de poner a México rumbo a casa fue Klaas-Jan Huntelaa, quien cobro de manera perfecta el penal.
Con el silbatazo final, y con la naciente frase “No era penal”, México se fue eliminando una vez más de la Copa del Mundo, teniendo que esperar hasta Rusia 2018, para volver a creer e ilusionarse.
Fotografía: Alejo Valdivia